La custodia compartida es una de las fórmulas más utilizadas en España tras un proceso de divorcio o separación con hijos. Consiste en que ambos progenitores compartan el cuidado y la responsabilidad de los menores de manera equitativa, favoreciendo así su estabilidad emocional y su vínculo con ambos padres. A continuación, te explicamos en qué consiste, cómo se solicita y cuáles son sus ventajas e inconvenientes.
¿Qué es la custodia compartida?
La custodia compartida es un régimen de convivencia en el que ambos progenitores ejercen de forma conjunta el cuidado y la atención de sus hijos. Esto no implica necesariamente que los hijos vivan exactamente el mismo tiempo con cada uno, pero sí que ambos participen de manera activa en las decisiones y rutinas del menor.
Este modelo es cada vez más habitual en los juzgados, ya que se considera el más beneficioso para los hijos siempre que no exista conflicto grave entre los progenitores o situaciones que puedan poner en riesgo su bienestar.
¿Cómo se concede la custodia compartida?
Existen dos formas principales de establecer la custodia compartida: por acuerdo mutuo o por decisión judicial. Si los padres llegan a un acuerdo voluntario, pueden presentarlo ante el juzgado como parte del convenio regulador. El juez lo aprobará si considera que protege adecuadamente el interés del menor.
Si no hay acuerdo, cualquiera de los progenitores puede solicitarla durante el proceso judicial, con la asesoría de abogados de separaciones en Zamora o en su región. En este caso, el juez valorará varios factores:
- Edad y necesidades del menor.
- Relación con cada progenitor.
- Disponibilidad horaria y laboral.
- Proximidad de los domicilios.
- Voluntad del menor, si tiene suficiente juicio.
- Informes psicosociales, si se requiere.
La custodia compartida puede establecerse de distintas formas, como semanas alternas, quincenas o repartos flexibles según las circunstancias de la familia.
¿Cuáles son las ventajas y desventajas?
Entre las ventajas más destacadas está la continuidad emocional del menor con ambos progenitores, la corresponsabilidad en la crianza y la reducción de conflictos por decisiones unilaterales. Además, evita el sentimiento de pérdida o exclusión que a veces sufren los padres no custodios.
Sin embargo, también existen inconvenientes. Requiere una buena comunicación entre los progenitores, cierta cercanía geográfica y flexibilidad horaria. En situaciones de conflicto, puede generar tensiones que perjudiquen al menor. Por eso, no siempre es la opción más adecuada.
¿Qué pasa con la pensión alimenticia?
Aunque la custodia sea compartida, esto no significa necesariamente que no haya pensión alimenticia. Si existe una gran desigualdad económica entre los progenitores, el juez puede establecer una pensión para equilibrar la situación y garantizar que el menor mantenga el mismo nivel de vida en ambos hogares.
Además, los gastos extraordinarios (médicos, dentales, actividades) suelen repartirse al 50 %, salvo que se pacte otra proporción.
Conclusión: una opción equilibrada si se gestiona bien
La custodia compartida puede ser la mejor opción para el bienestar de los hijos, siempre que exista cooperación y respeto mutuo entre los padres. Cada caso es único, y lo fundamental es priorizar el interés del menor sobre cualquier otro aspecto. Contar con el asesoramiento legal adecuado es clave para tomar la mejor decisión.